Mi relación con el Aprendizaje Autoguiado comenzó en 2015 con una simple pregunta:
“JJ, si tienes acceso ilimitado a la información, ¿por qué no la devoras?“
¿Quién hubiera pensado que una simple pregunta me llevaría a innumerables aventuras que tuvieron lugar en diferentes temas, partes del planeta y escuelas de pensamiento?
Sin embargo, cualquier pregunta se vuelve inútil si no estamos dispuestos a sumergirnos en la madriguera de nuestra curiosidad para responderla.
Pero, si tu curiosidad te atrae a sumergirte en diversas áreas (a veces simultáneamente), puede que te asuste seguirla, sabiendo que muchas veces terminaste completamente distraído y desperdiciando horas que podrían haber sido productivas.
He estado allí muchas veces. Comienza cuando surge una pregunta en la mente, luego un “Ok Google…” inicia la búsqueda y se detiene dos horas después cuando me encuentro en YouTube viendo videos divertidos. El resultado final: nada divertido.
Entonces, ¿cómo resolver esto?
Después de aprender un tema por mes, un día a la vez, durante más de 50 meses, he repetido el proceso suficientes veces para comprender la estructura de cómo funciona el aprendizaje.
Así es como se me ocurrió este marco de Aprendizaje Auto-guiado llamado Ciclo de Aprendizaje.
El Ciclo de Aprendizaje
Este es un marco para el aprendizaje autoguiado óptimo. En otras palabras, es un mapa para ayudarte a navegar por la madriguera del conejo.
Sin uno, nos perderíamos fácilmente y luego nos frustraríamos, y luego volveríamos a la comodidad de nuestro sofá y a las noches de Netflix. (No tiene nada de malo, solo trata de no normalizar las formas extremas de ese comportamiento, por favor).
Cuando diseñamos nuestro día a día para que, en lugar de un título profesional o una promoción laboral, el aprendizaje en sí mismo se convierta en la recompensa, esencialmente hemos hackeado un atajo hacia la satisfacción personal.

Ahora, hablemos de los 6 elementos de este marco.
1. Consumir
Para 2008, se estimó que la persona promedio consumía 100.000 palabras por día, equivalentes a 34 GB de información, un aumento del 350 % desde la década de 1980. En comparación con nuestros abuelos, estamos más expuestos a la información en un día que ellos en toda su vida.
La cantidad es el primer aspecto a considerar; el segundo es la calidad. Al igual que la comida, no toda la información se crea por igual. Hay información basura e información de alta calidad. Sin embargo, rara vez nos preocupamos por la calidad de lo que consume nuestra mente. Si no somos conscientes de esto, podríamos estar consumiendo información que hará que nuestra mente se aletargue y se estanque.
El tercer aspecto a tener en cuenta es el formato de consumo.
Cada persona tiene un formato preferible para consumir información, por ejemplo, algunos entendemos y recordamos mejor cuando vemos una infografía. A otros les puede ir mejor con los libros. El punto es aprovechar al máximo los formatos de información actuales como Podcasts, videos de YouTube, libros digitales y reales, mentores, etc., para lograr un aprendizaje efectivo.
Por último, en una era digital de constantes e interminables distracciones, debemos aprender a ejercitar nuestro Músculo de la Atención.
2. Consolidar
Me resulta fascinante cuando estoy en la fila de un restaurante decidiendo qué almorzar y llego a la parte del menú que dice: “Elige tu proteína”.
Claramente, no están hablando de proteína de suero de leche o de guisantes, sino de carne de res, cerdo o pollo.
Lo que deduzco de esto es que nosotros, como comensales, hemos equiparado la proteína a una de las últimas opciones. De manera similar, muchos de nosotros confundimos información con conocimiento.
Cuando consumimos alimentos, nuestro cuerpo los descompone en nutrientes que pueden ser absorbidos por nuestro metabolismo (como las proteínas). Del mismo modo, somos los encargados de separar y clasificar las piezas de información idóneas para ser transformadas en conocimiento, dejando el resto a un lado.
No es necesario absorber toda la información, pero algunas piezas se pueden categorizar en Principios, Conceptos, Tácticas, Lecciones, etc. Estos son los ingredientes que componen nuestro conocimiento y son esenciales para generar nuestras propias ideas.
En esencia, la consolidación es desenterrar la tierra y encontrar esas pepitas de oro que luego podemos capitalizar.
3. Almacenar
Consumir información y consolidarla en conocimiento es solo el comienzo de un proceso de aprendizaje efectivo. Sin una forma de almacenar y recuperar ese conocimiento de manera oportuna, estaríamos desperdiciando nuestro tiempo y recursos mentales.
Imagina esto. Siempre hay ideas específicas y relevantes que necesitas almacenar en tu memoria antes de ciertas situaciones para que puedas recordarlas a su debido tiempo. Ya sea que se trate de un examen escolar importante, una presentación comercial o una cirugía a corazón abierto, definitivamente querrás recordar lo que debes hacer, no más tarde, sino cuando sea necesario.
Por lo tanto, los dos elementos importantes en juego aquí son el almacenamiento efectivo de conocimientos y la recuperación rápida y oportuna. En otras palabras, estamos hablando de un proceso de memoria óptimo.
Nuestra memoria es el puente que conecta el conocimiento teórico con el lado práctico del conocimiento. Afortunadamente, existe una amplia variedad de técnicas de memoria que se han utilizado y probado durante milenios y están disponibles para todos.
(Para saber más sobre técnicas de memoria, echa un vistazo a estas entrevistas con Pablo Lomelí y José María Bea, dos expertos en memoria).
4. Practicar
De nada sirve la teoría combinada con la memoria si no se pone a prueba el conocimiento.
A pesar de pensar que un tema es demasiado complejo para practicarlo, es necesario encontrar formas de ejercitarlo. De lo contrario, simplemente seríamos víctimas de un “Espejismo del Conocimiento”.
Practicar cualquier habilidad innegablemente requiere que eventualmente fracasemos. Esta palabra de 4 letras, fallar, es la única razón por la que muchas personas se cubren con capas y capas de teoría, sin darse cuenta de que “FALLAR” (Adquirir lecciones importantes rápidamente) es el camino a seguir.
Una vez que reformulamos esa percepción, llegamos a comprender que tanto el fracaso como el éxito son feedbacks que nos ayudan a refinar continuamente nuestro conocimiento.
A diferencia de los exámenes escolares, practicar y reprobar no nos dará una calificación baja ni dañará nuestra autoestima. En cambio, nos mostrará la realidad objetiva de nuestras habilidades en un momento dado. Y dependerá de nuestra mentalidad determinar si abandonamos nuestra misión de aprendizaje o seguimos adelante.
5. Compartir
El Ciclo de Aprendizaje se consolida solo cuando compartimos lo que aprendemos con otras personas.
A veces somos víctimas del síndrome del impostor y creemos que no sabemos lo suficiente de un tema para hablar de él o que los demás descubrirán que no sabemos tanto como afirmamos.
Reconocer que no sabemos todo sobre un tema es un buen punto de partida. Fomentar la humildad y la mente de un principiante, especialmente cuando planeamos compartir con otros lo que hemos aprendido.
No hay necesidad de ser un maestro, profesor o experto. Podemos compartir con nuestra familia, amigos y colegas. Y, si tenemos suerte, nos harán preguntas que no se nos habían pasado por la cabeza ni para las que aún tenemos las respuestas.
Esas preguntas servirán como combustible para nuestra curiosidad. Y ahí es cuando volvemos a decir: “Ok, Google. Que es…?” y volvemos al comienzo del ciclo, una vez más.
6. Mindset
Los cinco elementos anteriores cubren la mecánica del aprendizaje, es decir, las técnicas que cualquier persona puede obtener y ejercitar. Sin embargo, ninguno de estos es útil si no tenemos una mentalidad sólida en la que apoyarnos. Piensa en esto:
¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir frases como…
- “No soy bueno con los números”.
- “No puedo entender tan rápido como los demás”.
- “Tengo mala memoria.”
- “Siempre fallo al poner en práctica lo que he aprendido”.
…Apuesto muchas veces. ¿Y cuántas veces la misma persona hizo estas otras preguntas?
- ¿Son correctas mis creencias?
- ¿Hay otras formas de aprender que aún no conozco?
- ¿Quién ya ha resuelto estos problemas y qué puedo aprender de ellos?
… Apuesto a que rara vez.
Para ser realmente efectivos a la hora de consumir, consolidar, almacenar, practicar y compartir conocimientos, es decir, para ser efectivos en el Ciclo de Aprendizaje, es indispensable que tomemos conciencia de nosotros mismos, de nuestras fortalezas y debilidades, de nuestros prejuicios y creencias.
No en vano, la meta-cognición, o entender cómo pensamos, es lo que da paso al meta-aprendizaje, o entender cómo aprendemos.
Por lo tanto, la mentalidad es el músculo que no se puede medir. Es el que pasa desapercibido cuando las cosas van bien y sobre todo aparece en los momentos en que nada funciona bien.
Por último, recuerda:
El éxito en cualquier área es 80% de mentalidad y 20% de mecánica, y esto también se aplica al aprendizaje.
Entonces, ¿qué partes del ciclo de aprendizaje necesitas optimizar? Déjame saber de cuáles te gustaría hablar más y responderemos en otros artículos.
Mientras tanto, ¡sigue aprendiendo!