Digamos lo que digamos, a la gente le gustará o le disgustará. A veces incluso podrían amarnos y de repente odiarnos. No importa cuál sea la circunstancia, ser fieles a nosotros mismos es lo que cuenta al final.
Siempre es mejor perturbar a las personas con nuestras acciones conscientes que sin ellas. Y es aún mejor causar efectos positivos en la mente de las personas que “interrumpimos” porque eso puede iniciar reacciones en cadena positivas que nunca predijimos.
Haz el bien y sigue aprendiendo…