La vida me enseñó que hay tres formas de aprender:
- La manera fácil
- El camino difícil
- El camino sabio
El primero, el camino fácil, es efímero. Por lo general, cuando tenemos éxito fácilmente en cualquier tarea, llegamos a ese punto porque aprendimos lo mínimo necesario para llegar allí. Algunos lo llamarán “El Principio de la Favorabilidad” o Suerte de Principiante (… abre el apetito con el sabor del éxito). Lo más probable es que las lecciones aprendidas de esta manera se desvanezcan pronto.
La segunda forma es a través del fracaso y el dolor. Como dice Tony Robbins: “Cuando tenemos éxito, nos divertimos. Cuando fallamos, reflexionamos”. Pero, el fracaso no significa un colapso en absoluto, es solo un recordatorio de que nuestra estrategia inicial no funcionó y que debemos ajustar el rumbo. Entonces, cuanto más rápido fallamos, más rápido aprendemos.
La tercera vía, o lo que yo llamo “la vía sabia”, es aprender a través de la experiencia de vida de otras personas, llamémosles “mentores”. Son humanos con diez o quince años de experiencia por delante de nosotros en cualquier cosa que queramos aprender. A veces son mayores, a veces son más jóvenes que nosotros. A veces están en nuestro círculo social, a veces están en un continente diferente. A veces se han ido y aprendemos a través de su legado.
Recuerda, cualquier forma es la correcta siempre y cuando sigas aprendiendo…